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¿Cómo van esas Navidades?

Espero que bien. Yo estoy pasando unos días en Sevilla con la familia, aunque parte de mí querría estar en Marruecos.


La Navidad es una fiesta de origen cristiano, que no está presente en la religión musulmana, la religión oficial de Marruecos. Por tanto estas fechas no se celebran como tal en el país magrebí.
Y a diferencia de lo que algunos creen, el día de año nuevo tampoco es fiesta señalada en su calendario.
El mundo islámico se rige por el calendario hegiriano, que hace referencia a la hégira, la peregrinación que realizó el profeta Mahoma hacia la Meca en el 622 d.C.
A diferencia de nuestro calendario solar, el calendario se rige por 12 ciclos lunares de 28 o 29 días. Es por tanto 11 o 12 días más corto que el nuestro. Eso implica que nuestras fechas de fin de año no coincidan. Este año, por ejemplo, el Año nuevo islámico tuvo lugar el 25 de octubre.

Pero bueno, no desesperes si viajas estos días a Marruecos y crees que no vas a encontrar plan para esta nochevieja. 



Como ya os he dicho en alguna otra ocasión, Marruecos es un país en cierta medida occidentalizado y sobretodo eso se nota las ciudades más turísticas como pueden ser Marrakech o Essaouira. Por este motivo, y debido a que el turismo es el principal motor de estas ciudades, no iban a dejar escapar la oportunidad de festejar un acontecimiento tan popular en los países occidentales.
No encontraréis un reloj en la plaza Jemaa el Fna, pero sí fiestas organizadas en clubs y restaurantes de la ciudad, sobretodo los situados en la zona nueva de la ciudad, el barrio de Gueliz y más concretamente Hivernage.


Os dejo aquí el enlace de la que organiza Comptoir Darna, uno de los clubes más destacados de la ciudad.

También el club Theatre organiza fiestas durante todas las fechas navideñas. Podéis consultarlo aquí


Y si te apetece algo más tranquilo, también hay opciones para ti.

El desierto puede ser la clave. Sobretodo en el área de Merzouga son muchos los hoteles y campamentos que organizan algo especial para la noche de fin de año, con las estrellas como fondo y reemplazando las uvas por aceitunas. Nunca he pasado un fin de año allí, pero debe ser increíble,

Lo dicho, Feliz Año a todos y mis mejores deseos para 2015!!




Hoy os voy a hablar de un lugar precioso, los Jardines Majorelle, en Marrakech 

Marrakech es una ciudad asombrosa, llena de rincones mágicos, pero sorprende encontrar nada que destaque más que estos jardines, en la rojiza Marrakech.



En 1919, el pintor Jacques Majorelle decide instalarse en Marrakech, enamorado por completo de la ciudad, de sus colores, de su luz, de su arquitectura y de sus gentes.

Años después, Majorelle compró una finca cerca del palmeral de la ciudad y decidió construir su residencia inspirada en una villa morisca. En 1931, el arquitecto Paul Sinoir fue el encargado de realizar la casa taller del pintor, pero esta vez la inspiración recayó en el Art Decó, Le Corbusier y el modernismo, aunque también es notable la fuerte influencia árabe.

El taller estaba precedido de un estanque y poco a poco el pintor fue creando un jardín exuberante, con varios ambientes a su alrededor, donde habitaban plantas procedentes de todos los continentes: cáctus bambúes, cocoteros, palmeras, nenúfares, etc.

Azul Majorelle


Y mientras en su estudio, Majorelle seguía pintando, era conocido en París como "el pintor de Marrakech".
En 1937, crea un intenso color azul cobalto, con el que decide pintar su casa taller. A este color se le conoce como el azul Majorelle y es absolutamente precioso. Hoy en día es un color muy utilizado en moda.
Majorelle, concibe entonces su villa, como un cuadro y es por eso que en 1947, decide abrirla al público.


Años más tarde, aquejado por problemas de salud tras haber sufrido un accidente de coche, el pintor se traslada a Paris, y los jardines caen en el abandono hasta que en 1980 el modisto francés Yves Saint Laurent y su pareja Pierre Berge deciden comprar esta villa y reformarla, volviéndola a abrir al público y preservando así, la identidad del pintor.

Hoy en día los jardines siguen abiertos al público y yo diría que son visita indispensable.
Llaman la atención los impresionantes bambúes y otras plantas exóticas.

No es un jardín botánico

Jacques Majorelle era un enamorado de la botánica, y decidió crear su propio jardín botánico en su villa, pero hay que saber no se trata de un jardín botánico con datos técnicos sobre plantas, en ningún momento se dice que lo sea y esto lo aclaro porque sí he escuchado críticas respecto a ello.
Yo lo definiría como un jardín bellísimo, que impacta por el lugar donde se encuentra, que resulta muy exótico por la flora tan dispar que acoge y que destaca por ese azul marjorelle predominante.

El jardín no es muy grande, se puede visitar con calma, es más yo diría que se debe visitar con calma, porque a veces hace falta sentir esa calma en la bulliciosa Marrakech.
Eso sí, si queréis disfrutar con tranquilidad de estos jardines, tendréis que ir por la mañana. Y es que como punto negativo diré que me parece incomprensible su hora de cierre. En invierno, el jardín cierra a las 17.30, y bueno, lo puedo llegar a entender pero que los jardines cierren a las seis de la tarde en pleno agosto, para mí, no tiene sentido.

Comprendo que a partir del cierre al público se realicen las tareas de mantenimiento necesarias, pero vería mucho más lógico que se pospusiese la hora de apertura. En verano hace muchísima calor en Marrakech y estos jardines serían un respiro para esas tardes calurosas. Creo que aumentaría su afluencia de público de considerarlo así. Pero bueno, por lo que se ve, estos jardines se rigen por horario francés y no marroquí. La vida en Marrakech os aseguro que no termina a las seis de la tarde.

Su precio de entrada, actualmente 50 dirhams, me parece correcto, ya que la conservación de los jardines debe suponer un gasto considerable. Además parte de los beneficios van destinados a la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent, que apoya proyectos sociales en Marruecos.

La casa taller del pintor, recoge hoy en día un museo Bereber, que representa principalmente atuendos, joyería y fotografías de las tribus nómadas del Norte de África.

Los jardines Majorelle se encuentran situados fuera de la Medina de la ciudad. No están demasiado lejos como para ir andando, pero si es verdad que no existe como tal, un paseo que te lleve directamente, así que lo más común es tomar un taxi. No te costará más de 20 dirhams.


Rue Yves Saint Laurent
Marrakech, Morocco



De compras por Marruecos



Marruecos es mi particular paraíso de compras. Cada zoco es una perdición donde puedes encontrar cosas maravillosas.

Hoy os hablaré del kilim


A diferencia de una alfombra, el kilim es un tejido plano que se realiza entretejiendo los hilos de la trama. Podíamos decir que es similar a un tapiz. Sus motivos son principalmente geométricos y predomina el color, que se obtiene a través de tintes naturales, como la henna o el índigo. No sé sabe a ciencia cierta el origen de estos tejidos, pero actualmente su elaboración tradicional continúa en manos de pueblos nómadas de origen musulmán, como los beréberes.


Principalmente los kilims son utilizados como alfombras o a modo decorativo en paredes, sin embargo en los últimos tiempos, en Marruecos estos tejidos se están incorporando al diseño de bolsos, botas, cojines...
Sus vivos colores están marcando tendencias y ya son muchas las bloggers de moda que se han apuntado a la tendencia kilim, como podéis ver aquí.




Las botas kilim

En mi último viaje a Marruecos, no pude resistirme de nuevo a la tentación de comprarme unas botas kilim. Además de ser súper cómodas, y ser de piel auténtica, combinan perfectamente con looks sencillos. Con jeans quedan genial!!

Son muchas las marcas que se han apuntado a esta tendencia, realizando modelos similares. Pero para mí no hay comparación. No tienen el encanto de las realizadas artesanalmente y compradas allí, donde cada par es diferente (rarísimo encontrar dos iguales, yo diría que es misión imposible) y en las que se pueden apreciar los remates de sus costuras.

Algunas amigas me piden que les traiga una botas kilim auténticas cuando viajo a Marruecos pero ojo, cuidado con los encargos!! Al estar hechas a mano, los números a veces no equivalen realmente a nuestro tallaje. Incluso puede que te saquen dos pares del mismo número y aun así no tengan la misma medida. Si vuestro pie coincide con el de quien os ha hecho el encargo perfecto, pero sino, aseguraros bien de que el tallaje es correcto.

¿Dónde comprarlas? 


En las ciudades más al norte de Marruecos es poco frecuente encontrarlas ya que los kilims provienen de los artesanos beréberes que habitan más al sur del país. En Marrakech las encontraréis sin problemas y también en Essaouira.
En Ouarzarzate, por su proximidad a aldeas típicas beréberes, podemos comprar kilims a muy buen precio, pero no existe tanta variedad de botas.

Sobre su precio


Mis últimas botas las compré en Essaouira, ciudad costera próxima a Marrakech, que os recomiendo visitar. Me costaron 350 dirhams (un poco menos de 35€). Tener en cuenta de que las botas están realizadas en cuero y están fabricadas artesanalmente, así que hablamos de un muy buen precio. Por supuesto hay que regatear, ya que los comerciantes te pedirán un precio bastante más elevado. En Marrrakech, no creo que las consigas por 350 dirhams ya que como dije en otro post, los precios en Marrakech suelen ser más altos que en el resto de Marruecos. Pero conseguirlas por unos 450 dirhams podría estar muy bien.

Para su cuidado, la lana con la que está hecha el kilim se puede limpiar con un trapo húmedo y jabón. Yo para la lana uso un jabón especial, pero no es necesario. El cuero se puede tratar con cera o grasa animal para protegerlo.

Estas son las mías y ya era momento de estrenarlas.






La primera vez que viajé a Marruecos, visité el norte del país.
Me impresionó que estando tan cerca, tan cerca, hasta el punto de poder ver la costa gaditana desde el puerto de Tánger, hubiera una diferencia tan grande. Al principio me chocó y sentí un poco de miedo a lo desconocido. Todo me sorprendía, todo era distinto. Pero no tardé mucho es descubrir la belleza en esas diferencias que nos separaban.

Sin embargo la primera vez que visité Marrakech no tuve esa sensación. No sentí ese tan cerca, tan lejos que ya os comenté en otro post. Por supuesto que existen contrastes, pero la huella europea se deja ver en la ciudad. Y esa influencia de nuestra cultura, ha marcado un carácter especial a Marrakech, aunque esto tenga su parte buena y su parte no tan buena.

La huella europea

Al ser Marrakech la principal entrada de turismo del país, la ciudad es internacionalmente conocida y me atrevería a decir que la inmensa mayoría de su población vive de ello.
Gracias a esta fuente principal de ingresos que es el turismo, Marrakech no es para nada insegura, (por lo menos yo no he vivido sensación de inseguridad en ningún momento). En toda la ciudad, pero en especial en la plaza Jemma el-Fna (la plaza con más ambiente de la ciudad) observaremos mucha policía velando por la seguridad del turista.

Marrakech se ha convertido en una ciudad muy liberal gracias a la presencia del turismo. Están tan acostumbrados a la afluencia de gente de todo el mundo que para nada les asombrará tu presencia.
Hay chicas que me preguntan si deben ir tapadas a Marrakech, si está prohibido enseñar los hombros o ponerse escote. Nada de eso está prohibido en Marruecos. No te van a detener, ni nadie se va a escandalizar, aunque eso sí, recibirás más de un piropo.


En parte gracias al turismo, en parte gracias a la globalización, el papel de la mujer lentamente está cambiando en Marruecos, especialmente en Marrakech. Allí vi por primera vez mujeres autóctonas con minifalda, que han decidido no llevar velo ni haik y vestir a la moda occidental. También mujeres que conducen sus propios vehículos e incluso mujeres policía. Si viajas desde otras ciudades del país, estos hechos sorprenden.
Por supuesto, sigue habiendo mujeres fieles a sus costumbres, pero el inicio del cambio está en esta ciudad.

Sin embargo también existen los efectos negativos de esta europeización como que los precios en Marrakech cada vez se parezcan más a los europeos. Ir de compras por sus zocos resulta mucho más caro que hacerlo en otras ciudades (aunque los productos suelan ser los mismos). La existencia de restaurantes y hoteles de lujo sólo pensados para el turista ha fomentado un incremento de los precios también en el pequeño comercio.
El problema es que ese incremento de los precios también afecta a una población cuyo salario mínimo equivale a unos 220 euros.
En mi último viaje a la ciudad, paramos en un hipermercado, similar a Carrefour que se encuentra a las afueras de la ciudad, en la carretera que va hacia Essaouira. Se trata de la cadena de hipermercados Marjane, también presente en otras ciudades marroquíes.
No me podía creer que al cambio un bote de champú Pantene, costase casi 4 euros (unos 40 dirhams). Ya me parece un precio alto en España, así que imaginaros lo que puede suponer para familias con sueldos tan bajos.

Otra cosa que no me gusta de Marrakech, es que la generosidad se suele agradecer con propina. Cosa que en el resto de Marruecos no ocurre tan descaradamente. Nada es gratis en Marrakech, incluso hacer fotos. Y entiendo que se viva del turismo, pero no a toda costa.

Y como en toda gran ciudad que se preste, el tráfico es un problema. La gran cantidad de vehículos hacen que Marrakech sea un auténtico caos circulatorio. Cruzar un paso de peatones puede ser una auténtica aventura.


Marrakech no es todo Marruecos, ni Marruecos es sólo Marrakech

Supongo que si solo viajas a Marrakech, te puedes quedar con lo bueno o con lo no tan bueno de la ciudad, pero sin duda, creo que no habrás conocido toda la esencia del país.

Cuando conocí New York, pensé que conocía Estados Unidos, pero no era así, sólo estaba conociendo una pequeña parte del país. Al salir de la ciudad vi otra realidad muy diferente, ya no había rascacielos, ni taxis amarillos, sino casas bajas y coches rancheras.
Lo mismo ocurre con Marrakech. Es una ciudad preciosa, mágica y pintoresca, repleta de monumentos y bellos rincones, pero fuera hay otro Marruecos más desconocido y auténtico, lejos de la turística ciudad roja.

Sin duda, si quieres conocer Marruecos, te recomiendo que no sólo visites Marrakech, ya que pese a ser una ciudad fascinante no recoge toda la magia del país. Fuera, existe un país mucho más tradicional, con pueblos remotos por los que apenas pasan turistas, con ciudades que lejos del bullicio de Marrakech, son auténticos remansos de paz.

Te invito a ir descubriéndolas conmigo en este blog.
Marruecos es mucho más.