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La primera vez que viajé a Marruecos, visité el norte del país.
Me impresionó que estando tan cerca, tan cerca, hasta el punto de poder ver la costa gaditana desde el puerto de Tánger, hubiera una diferencia tan grande. Al principio me chocó y sentí un poco de miedo a lo desconocido. Todo me sorprendía, todo era distinto. Pero no tardé mucho es descubrir la belleza en esas diferencias que nos separaban.

Sin embargo la primera vez que visité Marrakech no tuve esa sensación. No sentí ese tan cerca, tan lejos que ya os comenté en otro post. Por supuesto que existen contrastes, pero la huella europea se deja ver en la ciudad. Y esa influencia de nuestra cultura, ha marcado un carácter especial a Marrakech, aunque esto tenga su parte buena y su parte no tan buena.

La huella europea

Al ser Marrakech la principal entrada de turismo del paĂ­s, la ciudad es internacionalmente conocida y me atreverĂ­a a decir que la inmensa mayorĂ­a de su poblaciĂłn vive de ello.
Gracias a esta fuente principal de ingresos que es el turismo, Marrakech no es para nada insegura, (por lo menos yo no he vivido sensación de inseguridad en ningún momento). En toda la ciudad, pero en especial en la plaza Jemma el-Fna (la plaza con más ambiente de la ciudad) observaremos mucha policía velando por la seguridad del turista.

Marrakech se ha convertido en una ciudad muy liberal gracias a la presencia del turismo. Están tan acostumbrados a la afluencia de gente de todo el mundo que para nada les asombrará tu presencia.
Hay chicas que me preguntan si deben ir tapadas a Marrakech, si está prohibido enseñar los hombros o ponerse escote. Nada de eso está prohibido en Marruecos. No te van a detener, ni nadie se va a escandalizar, aunque eso sí, recibirás más de un piropo.


En parte gracias al turismo, en parte gracias a la globalización, el papel de la mujer lentamente está cambiando en Marruecos, especialmente en Marrakech. Allí vi por primera vez mujeres autóctonas con minifalda, que han decidido no llevar velo ni haik y vestir a la moda occidental. También mujeres que conducen sus propios vehículos e incluso mujeres policía. Si viajas desde otras ciudades del país, estos hechos sorprenden.
Por supuesto, sigue habiendo mujeres fieles a sus costumbres, pero el inicio del cambio está en esta ciudad.

Sin embargo también existen los efectos negativos de esta europeización como que los precios en Marrakech cada vez se parezcan más a los europeos. Ir de compras por sus zocos resulta mucho más caro que hacerlo en otras ciudades (aunque los productos suelan ser los mismos). La existencia de restaurantes y hoteles de lujo sólo pensados para el turista ha fomentado un incremento de los precios también en el pequeño comercio.
El problema es que ese incremento de los precios también afecta a una población cuyo salario mínimo equivale a unos 220 euros.
En mi último viaje a la ciudad, paramos en un hipermercado, similar a Carrefour que se encuentra a las afueras de la ciudad, en la carretera que va hacia Essaouira. Se trata de la cadena de hipermercados Marjane, también presente en otras ciudades marroquíes.
No me podía creer que al cambio un bote de champú Pantene, costase casi 4 euros (unos 40 dirhams). Ya me parece un precio alto en España, así que imaginaros lo que puede suponer para familias con sueldos tan bajos.

Otra cosa que no me gusta de Marrakech, es que la generosidad se suele agradecer con propina. Cosa que en el resto de Marruecos no ocurre tan descaradamente. Nada es gratis en Marrakech, incluso hacer fotos. Y entiendo que se viva del turismo, pero no a toda costa.

Y como en toda gran ciudad que se preste, el tráfico es un problema. La gran cantidad de vehículos hacen que Marrakech sea un auténtico caos circulatorio. Cruzar un paso de peatones puede ser una auténtica aventura.


Marrakech no es todo Marruecos, ni Marruecos es sĂłlo Marrakech

Supongo que si solo viajas a Marrakech, te puedes quedar con lo bueno o con lo no tan bueno de la ciudad, pero sin duda, creo que no habrás conocido toda la esencia del país.

Cuando conocí New York, pensé que conocía Estados Unidos, pero no era así, sólo estaba conociendo una pequeña parte del país. Al salir de la ciudad vi otra realidad muy diferente, ya no había rascacielos, ni taxis amarillos, sino casas bajas y coches rancheras.
Lo mismo ocurre con Marrakech. Es una ciudad preciosa, mágica y pintoresca, repleta de monumentos y bellos rincones, pero fuera hay otro Marruecos más desconocido y auténtico, lejos de la turística ciudad roja.

Sin duda, si quieres conocer Marruecos, te recomiendo que no sólo visites Marrakech, ya que pese a ser una ciudad fascinante no recoge toda la magia del país. Fuera, existe un país mucho más tradicional, con pueblos remotos por los que apenas pasan turistas, con ciudades que lejos del bullicio de Marrakech, son auténticos remansos de paz.

Te invito a ir descubriéndolas conmigo en este blog.
Marruecos es mucho más.

Soy una gran amante del paĂ­s, y eso en realidad me hace ser imparcial.
Para mí, volver de Marruecos es como haber salido de un spa. Los días allí pasan más lentos, tengo la sensación de que el tiempo me cunde más. Es una cura de estrés y una medicina para la felicidad. Así es como yo lo siento.

Pero también sé que no todo el mundo se siente así cuando viaja a Marruecos. No todos somos iguales, ni buscamos lo mismo cuando viajamos.
Por eso creo que es importante que conozcáis un poco el país antes de decidiros a visitarlo. Que sepáis que es lo que os vais a encontrar. Lo bueno y lo no tan bueno, o lo que para algunos puede ser malo.

En mis viajes he coincido con gente a la que el país le ha cambiado, le ha hecho reflexionar sobre cuestiones que desde nuestra perspectiva no nos planteamos, y a las que Marruecos les ha ido enamorando poco a poco. Pero también he dado con quienes sintiéndose en un plano superior, aprovechaban cada situación para criticar, ofender, poner caras de asco y de desprecio. Y sinceramente, eso me da mucha rabia.

Viajar a Marruecos es echar la vista atrás. Este país conserva costumbres con las que podemos estar o no de acuerdo. Pero no podemos juzgar sin conocer, no podemos menospreciar sus creencias, creyéndonos poseedores de la verdad absoluta.
No comparto la fé islámica, pero sí me parecen interesantes algunos conceptos que algún día compartiré con vosotros. Y sí siento, que aunque nos chirríen algunas cosas, debemos respetar su cultura por encima de todo.

Por supuesto, yo soy nadie para decirte que no viajes a Marruecos y descubras el paĂ­s por ti mismo.
Además existen muchas maneras de conocerlo. El Marruecos del lujo poco tiene que ver con lo que describo. Pero eso sí, ten en cuenta que los hoteles más opulentos se encuentran a pocos metros de distancia de la más absoluta miseria. Eso es Marruecos. Un país de contrastes.

Marruecos te encantará...

Si viajas sin prejuicios 

Mientras más viajas, da igual donde, menos prejuicios tienes.
Al final te das cuenta de que todos somos iguales, lo Ăşnico es que hemos nacido en lugares diferentes y con culturas completamente distintas. ¡Se aprende tanto viajando!

Si necesitas una cura de estrĂ©s 

Los marroquĂ­es tienen un dicho que cuenta con toda la razĂłn del mundo: "La prisa mata".
El estrés es la auténtica epidemia del s. XXI en los países desarrollados. Vivimos pegados a una agenda y un reloj, programados como robots, y eso desemboca en estados de nerviosismo y ansiedad que no nos hacen ningún bien.
En Marruecos todo va más despacio, sin prisas, sin necesidad de mirar el reloj. Relájate. Una vez de vuelta, echarás en falta esa calma.

jaima

Si aun crees que hay esperanzas para el ser humano 

En Marruecos encontrarás gente maravillosa, dispuesta a ayudarte, a ofrecerte su hospitalidad. Detallistas y generosos 100%.
Vivo en Madrid y viajo en metro a menudo, y sigo sorprendiéndome de que apenas se producen conversaciones en vagones plagados de gente. Millones de habitantes y gente tan aislada. Te prometo que eso no te pasará en Marruecos. Siempre podrás entablar una conversación. Nadie te negará un saludo.

Si adoras los mercadillos

Alucinarás en los zocos. Sumergirte en un entramado de calles repletas de objetos preciosos, colores vibrantes y piezas de artesanía fantásticas. Disfrutarás de toda una aventura de compras.

Marrakech souk

Si eres un cat-lover

Los verás por todas partes. No están en casa como animales domésticos, sino que viven en paz y armonía por sus calles. Los marroquíes los cuidan y alimentan (de sobras principalmente) pero nadie los asusta. Todos los respetan. Incluso pueden entrar en las mezquitas.

moroccan cat-lover

Marruecos no es para tĂ­...

Si partes con tĂłpicos y prejuicios.

Si viajas con temor y desconfianza te aseguro que no conocerás el verdadero encanto de sus gentes. No te voy a negar que habrá quienes se te acerquen a pedir, o quienes te intenten dar gato por liebre por tal de vender. Pero no se puede meter a todos los marroquíes en el mismo saco.

Si no quieres mirar al pasado

Aunque el país acoja impresionantes hoteles de lujo, y haya wifi por cada esquina, no dejarás de ver escenas costumbristas de antaño. Carros tirados por burros, mujeres haciendo la colada en lavaderos municipales, calles sin asfaltar, coches que no pasarían la itv...
Una realidad similar a la que conocieron nuestros abuelos.

Colada Marruecos

Si eres escrupuloso

Sus normas de sanidad no son las nuestras. Seguramente te choque encontrar carnicerías en las que las piezas de carne estén expuestas a la intemperie, o en las que los pollos estén vivos, esperando a ser elegidos. Frescos, frescos!!

Pollos Marruecos

Si la comida para ti es un problema

La gastronomĂ­a marroquĂ­ suele estar bastante condimentada. No me refiero al picante (no es India) sino a las especias. A mĂ­ particularmente me gustan bastante los sabores que ofrece, pero hay a quienes no, y fuera de las grandes ciudades es difĂ­cil encontrar comida occidental. Aviso a navegantes!!

Espero no ahuyentar a nadie. Como os decĂ­a hay muchas formas de vivir Marruecos.
Insha'Allah (ojalá en árabe) te atrevas a conocer este paĂ­s que tanto ofrece.